SE INAUGURO LA BIBLIOCABINA EN INGENIERO MASCHWITZ

En la plaza Emilio Mitre de Ingeniero Maschwitz, se inauguro la original bibliocabina pública, única en el país.
Tras ocho fines de semana de limpieza, pintura y arreglos, la antigua caseta telefónica de la plaza principal de la ciudad quedó convertida en una pequeña biblioteca pública y gratuita para toda la comunidad.
“El objetivo primordial no es la biblioteca, porque el pueblo ya tiene. Lo principal pasa por generar el cambio, que la gente entienda que los libros están para que se los lleven, que están gratis y que nadie los va a controlar. La idea es entusiasmar a la gente para que los lea y los devuelva”, el ingeniero en sistemas Jorge Croce (38), pionero de este proyecto sociocultural.
Muchas personas entregaron su tiempo libre a la restauración de la abandonada cabina londinense y otras tantas colaboraron con la entrega de material bibliográfico. Además, la fan page de la bibliocabina ya cuenta con más de dos mil seguidores.
lLa bibliocabina funcionará todos los días, desde que un primer vecino abra la puerta con llave hasta que otro la cierre entrada la noche. Las llaves se consiguen a $15 en una herrería de la calle Maipú. El procedimiento para usarla es muy fácil y se sintetiza en una secuencia de cinco pasos: entrar, elegir, leer, devolver y compartir. En sus cinco estantes hay unos 200 libros, tanto para adultos como para chicos.
“Una amiga alemana me contó que fue a una playa uruguaya en la que había una cabinita con libros y me encantó la idea. Yo siempre veía la cabina abandonada y decía ‘Acá tenemos que hacer algo’. Tiré la idea en Facebook y estos locos dijeron ‘vamos a probar’”, explica Croce sobre la gestación de una idea sin precedentes en el país.
Por largos años la vieja caseta telefónica de la plaza de Maschwitz, importada desde Inglaterra a fines de los noventa, fue objeto del vandalismo, pero Croce confía en la madurez y la responsabilidad de los vecinos para que esto no suceda.
“Queríamos cambiar la cabeza de los chicos que pueden llegar a romper la biblioteca, pero la verdad la que más nos está costando cambiar es la de la gente que dice que no va a funcionar, que no tiene sentido, que es una boludez. A esa gente le queremos decir que se puede, que hay que animarse y que ya es un hecho. Esto tiene que ser un ejemplo”, concluyo.